Lorenzo Reyes-Bozo
Decano Facultad Ingeniería
Universidad Autónoma de Chile

Qué duda cabe que todos estamos preocupados por los efectos del cambio climático y
por ello el país trabaja en acelerar el proceso de transición a energías más limpias y
renovables de su matriz energética. Sin embargo, la descarbonización del sistema
eléctrico debe realizarse de manera gradual y programada, para lo cual deben
verificarse una serie de factores habilitantes para que el proceso de prescindir de las
unidades térmicas a carbón sea seguro y eficiente.

¿A qué me refiero? Se deben considerar aspectos relativos a la resiliencia y seguridad de
los sistemas eléctricos, así como otros asociados a un correcto recambio tecnológico, y
que el retiro de las centrales a carbón no signifique un reemplazo directo por unidades
térmicas en base a diésel, ya que esto no sólo implicaría un contrasentido ambiental,
sino un encarecimiento importante de la operación del sistema eléctrico chileno.

El Coordinador Eléctrico Nacional, en su Informe de Seguridad del 8 de agosto de 2024,
advirtió sobre los riesgos que implicaría la desconexión de centrales térmicas sin una
adecuada planificación. Aunque se mantendría el aporte de algunas centrales que
utilizan combustible fósil, en escenarios de sequía y limitación de combustibles como
gas y diésel, se proyectan escenarios con incertidumbre de abastecimiento eléctrico.

Asimismo, se señaló que la desconexión anticipada de ciertas unidades podría aumentar
los riesgos de desabastecimiento y afectar negativamente los planes de recuperación del
servicio.

Finalmente, el Coordinador recomienda condicionar el retiro de las centrales a una serie
de condiciones habilitantes, incluida la reconversión de una central ubicada en el norte
del país, con el objeto de minimizar el riesgo de abastecimiento en el sistema.

Con relación a un cierre en torno a los años 2030-2035, existe consenso en que se
requieren habilitantes mínimos necesarios para viabilizar tal retiro, los cuales están
sujetos a importantes riesgos y condiciones para su materialización. Estos habilitantes
dicen relación con:  la puesta en servicio del Proyecto HVDC Kimal–Lo Aguirre; la
existencia de una cartera de nuevos proyectos renovables y almacenamiento entre 22-
35 GW, integrar a las centrales renovables en la participación de atributos de seguridad
y avanzar en nuevas redes de transmisión y distribución eléctrica, entre otros.

Por este motivo, cabe preguntarse: ¿Es el momento? La respuesta depende de la
implementación efectiva de estos habilitantes. La transición debe ser cuidadosa y bien
planificada para evitar riesgos de desabastecimiento, altos costos operativos y un
impacto en el medioambiente.