Por Cristian Sánchez, Director de la carrera de Ingeniería Civil en Minas de la U.Central Región de Coquimbo.
Desde tiempos ancestrales, la minería ha sido un pilar fundamental del desarrollo humano,
proporcionando materia prima necesaria para la construcción, la confección de diferentes herramientas
y el desarrollo de tecnología. Sin embargo, esta contribución al progreso humano no está exenta de un
dilema profundo, que es el impacto ambiental que la minería puede generar si no se desarrolla con una
filosofía responsable y sostenible.
Pensemos que el concepto de sustentabilidad es joven, direccionando hacia buenas prácticas no sólo a
la minería sino a toda actividad industrial en el mundo, desde hace unos cortos 37 años, cuando se
instauró el concepto dentro del informe Brundtland, que habla de la ambivalencia entre el desarrollo
económico y la sostenibilidad ambiental, replanteándose la necesidad de evaluar el alto costo
medioambiental generado en el mundo a raíz de la industrialización y globalización.
Por otro lado, sabemos que no podemos clasificar a la minería como una actividad “sustentable” en el
tiempo por sí misma, ya que se extraen recursos naturales agotables en el tiempo. No obstante, se
busca que la tasa de extracción de un determinado recurso natural maximice el valor presente neto de
los beneficios derivados de su explotación, permitiendo desarrollar a las naciones, tanto a nivel
económico como a nivel social, bajo un mercado idealmente eficiente. Entonces, bajo este margen, es
correcto manifestar que las empresas desarrollan minería con procesos sustentables.
Recientemente sabemos que, además, la minería se desarrolla en pro de una humanidad sustentable,
dado el potente aporte en la búsqueda de energías limpias. La paradoja se hace visible al considerar
que, para apoyar la transición hacia una economía baja en carbono y la generación de energías limpias
como la solar y la eólica, se requiere una extracción significativa de minerales como el cobre y el litio.
Estos minerales son indispensables para la fabricación de paneles solares, baterías de vehículos
eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía, elementos clave para reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático, mejorando la calidad de vida y la innovación
tecnológica en todo el mundo.
Entonces la pregunta es si la minería es necesaria en el mundo, y la respuesta es que no hay duda de
aquello. Pero, dado el impacto negativo que pudiese generar es vital adoptar prácticas mineras que
minimicen el impacto ambiental, como la restauración de áreas afectadas, el uso eficiente de agua y
energía, y el manejo seguro de residuos, y vemos que son prácticas que se han estado desarrollando con
mucha fuerza al menos hace 15 años en todo el mundo.
Las empresas mineras promueven la transparencia y la colaboración entre ellas mismas, en conjunto
con las comunidades locales, gobiernos y organizaciones ambientales, para asegurar que los beneficios
económicos de la minería no se obtengan a expensas del medio ambiente y de las generaciones futuras.
La extracción de recursos naturales bajo prácticas sustentables, con regulación efectiva de las
autoridades y una evolución urgente de la economía circular, juegan un rol fundamental. Solo así
podremos aprovechar los beneficios de la minería para enfrentar los desafíos que enfrenta la
humanidad actual, sin comprometer irremediablemente a nuestro planeta. La minería es despreciada
pero necesaria, incluso para los que la rechazan.