El último informe del IPCC, el panel de expertos vinculados a la ONU que lleva más de tres décadas documentando el cambio climático, fulmina el negacionismo y asegura que los cambios son “irreversibles” levantando “un código rojo” para el mundo. Hoy, más que nunca, es necesario impulsar iniciativas de educación ambiental -sin generarles angustia- para que nuestros niños tomen conciencia de la necesidad de cuidar del medio ambiente y el planeta. Así, estaremos formando ciudadanos más críticos y comprometidos desde la esperanza con un entorno sostenible y que puedan desplegar la acción que nosotros no hemos sabido llevar a cabo.
¿Pero cómo podemos comenzar con esta tarea? Es aquí donde las instituciones educativas desempeñan un papel fundamental para incorporar la cultura ambiental, ya sea dentro de su malla curricular o con actividades extracurriculares relacionadas con la gestión de residuos. El cuidado del agua y la energía, la economía circular, entre otras. La importancia de ello es que entregan una visión propositiva y proactiva a los niños, niñas y jóvenes; donde ellos pueden visibilizar su rol ciudadano, conectar con otros y sentirse verdaderos agentes de cambio. Pueden ser iniciativas simples de reciclaje, lo importante es que involucren la participación de toda la comunidad escolar y a las familias, y que de esa manera promovemos el sentido de pertenencia que es trascendental para su desarrollo socioemocional.
Un caso a destacar es el que hoy se lleva a cabo, a través de la red Interescolar Ambiental en Temuco, organizada por Kyklos, Tetra Pak y Morcas. Se trata de una campaña de reciclaje de envases de cartón para bebidas, llamada #LargaVidaaTuCajita, que busca concientizar a las nuevas generaciones y convertirlos en agentes de cambio que trabajan unidos, movilizando a sus comunidades.
Esta iniciativa es parte del convenio entre Tetra Pak y Morcas, gestor ambiental ubicado en Lautaro, que busca recuperar 150 toneladas de cartón para bebidas al año, para convertirlo en paneles aislantes para su uso en viviendas y de esa manera incentivar el desarrollo del reciclaje y valorización en regiones.
La intervención educativa es primordial; un envase que no es reciclado correctamente termina transformado en basura, pero si es separado adecuadamente se convierte en un recurso como material de construcción. Los envases deben entregarse en buenas condiciones para que puedan ingresar al proceso de reciclaje, para eso las cajas deben venir limpias, secas y aplastadas. Ese proceso de educación es clave para posibilitar territorios y comunidades sostenibles.
Iniciativas como #LargaVidaaTuCajita pueden tener impactos positivos en el mediano y largo plazo, generando cambios relevantes en las ciudades donde se desarrolla. En este caso, Temuco podría llegar a convertirse en un hub de reciclaje regional y extender la valorización de residuos a lo largo y ancho de nuestro país. Un ejemplo, además, escalable a otras ciudades.
Desde Kyklos, como empresa B de educación ambiental, estamos convencidos de la importancia de movilizar a las comunidades educativas para comprometerlas en el desarrollo sustentable desde la primera infancia. Gracias a este tipo de campañas intergeneracionales, que van de la motivación a la acción, se forjan cambios culturales trascendentes para impulsar la economía circular, tanto a nivel local como mundial. Con estas noticias como la del IPCC nos damos cuenta de que la educación ambiental no puede esperar y que cada pequeño esfuerzo vale: los pequeños de hoy, son capaces de grandes cambios.