El último “Panorama Energético de América Latina y el Caribe 2023”, elaborado
por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), mostró el decidido
avance de los países de la región por avanzar hacia la descarbonización. Se
estima que el consumo de energía final al 2050, aumentará un 23% debido a la
introducción de recursos y tecnologías más eficientes como la electricidad, el
hidrógeno verde y la termosolar.

Un rol trascendente se espera que juegue justamente el hidrógeno verde en
sectores clave como el transporte, la industria, la generación de energía y la
exportación.

Conscientes de la relevancia de este combustible, varios países latinoamericanos
están implementando ambiciosos planes -aprovechando la diversidad y riqueza de
sus recursos naturales renovables- que buscan no sólo abastecer la demanda
local, sino también la de regiones importadoras como Norteamérica, la Unión
Europea o Asia.

Así, Brasil ya echó a andar un Programa Nacional de Hidrógeno (PNH2) que
apunta a desarrollar el mercado y esta industria como vector energético en el país;
y Colombia, dictó un decreto para la promoción del uso del H2V impulsando
incentivos para promover el desarrollo local destinado a la descarbonización de
sectores de transporte, hidrocarburos, industria, minería y gas.

Costa Rica, Ecuador y Uruguay también han generado marcos regulatorios y hojas
de ruta para permitir el desarrollo de una economía de hidrógeno verde, mediante
acciones concretas que viabilicen esta industria.

Panamá dio un paso más, orientando su estrategia a convertir al país en un Hub Transformacional de Hidrógeno Verde a nivel regional, fijando una hoja de ruta
que permita el funcionamiento de las “Zonas Libres de Hidrógeno Verde”. En tal
sentido, se prevé invertir en infraestructura que habilite el almacenamiento y
exportación y abastecer a los buques que usan el canal de Panamá.
Chile también cuenta con su Estrategia Nacional y su Plan de Acción de
Hidrógeno Verde 2023-2030 que -con un total de 360 acciones detalladas y
comprometidas por más de 20 instituciones-, aborda desde la construcción de
infraestructura necesaria hasta el desarrollo de políticas que fomenten la
participación privada hasta la inversión en el sector.

En cuanto a proyectos, en la región hay 152 iniciativas de H2V en diferentes
etapas de desarrollo y 51 de ellas, ya están operando.

Pero no basta sólo con los esfuerzos individuales para generar esta nueva
industria. Por ello, los ministros de Energía de Chile, Argentina, Bolivia, Colombia,
Ecuador, Honduras, Panamá y Uruguay suscribieron recientemente un acuerdo
para crear un sistema de certificación que le entregue mayor valor agregado y
competitividad al hidrógeno latinoamericano. "CertHILAC" -que cuenta con el
apoyo y auspicio de OLADE y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)-
asegurará la trazabilidad del producto, brindando información sobre su origen,
tecnología de producción y sostenibilidad ambiental y social.

El hidrógeno verde es una gran oportunidad para América Latina. No sólo ayudará
a la descarbonización y a producir energías más limpias, sino que, además, puede
impulsar el desarrollo de sistemas industriales innovadores y la diversificación en
regiones que hoy no tienen muchas alternativas productivas. Todo ello, sin duda,
contribuirá a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.

Andrés Rebolledo
Secretario ejecutivo de OLADE
Ex ministro de Energía de Chile