Hace unos días se dio inicio formal al proyecto ‘Horizonte’ en Taltal, el parque eólico terrestre más grande de Latinoamérica y uno de los de mayor capacidad instalada a nivel mundial. Su desarrollo, construcción y operación por 30 años, en terrenos fiscales y vía concesión a cargo de la empresa Colbún, contempla la generación de 607 MW, equivalente al consumo de más de 700 mil hogares.
Dicho hito podría quedar grabado en la historia de esta comuna del norte grande de Chile, como un paso adelante en su desarrollo. Sin duda, queremos que, en retrospectiva, se evidencie la relación comunidad-empresa, como un habilitador del tan anhelado y vilipendiado a la vez, futuro sustentable.
Si bien es cierto, nuestro plan de desarrollo comunal reconoce que la industria de la energía constituye un sector estratégico, hasta ahora no podemos decir que la retribución a Taltal haya sido justa. Sin embargo, hoy, tenemos la oportunidad de lograr equilibrio entre el desarrollo energético limpio y la calidad de vida de quienes vivimos en las comunas donde se instalan los proyectos.
Con atención observamos lo que pasa en otras zonas y regiones de chile, y no queremos que las dificultades se repitan. Por esto, nuestra exacerbada petición a Colbún aactuar con responsabilidad y respeto hacia nuestro territorio, nuestra gente y nuestro medioambiente. Esperamos contar con una empresa que gestione proactivamente sus impactos y aporte a la construcción de un futuro sostenible integrando a toda la ciudadanía.
Consideramos que es el momento de que zonas como Taltal, que aportan en la generación de energía, cuenten con un trato especial en la tarifa de energía eléctrica. No puede ser que nos transformemos en la comuna donde se instalará el proyecto eólico más grande del continente y aún tengamos viviendas y sectores sin luz eléctrica. Debemos reflexionar respecto a las inequidades y desigualdades, y nuestra construcción de futuro debe ser en pro de terminar con ellas.
Llamado que hago extensivo también a las autoridades para que en su gestión integren plenamente a esta comuna en los lineamientos productivos de la estrategia regional de desarrollo, en el ordenamiento territorial y pueda recibir los recursos necesarios para impulsar las iniciativas locales. Esperamos que la inversión en Taltal sea equivalente a lo que aportamos en patentes mineras.
No obstante, sabemos que ningún proyecto está exento de generar impactos ambientales, y la institucionalidad está llamada a resguardar que dichos impactos sean mitigados o compensados.
Como guardianes de nuestro territorio haremos seguimiento a las medidas comprometidas por la empresa.
Es posible y válido que en el rescate arqueológico y en el resguardo medioambiental los descendientes de nuestro pueblo chango tengan mucho que decir. Esperamos que su voz sea escuchada y considerada en la concreción de iniciativas que representen a sus miembros.
Es fundamental que, en la fase de construcción, la mayor cantidad de mano de obra sea local, es decir con personas de Taltal, Paposo y Cifuncho, pues aumentar la empleabilidad es imperioso para nuestra economía. Así también, que los distintos servicios que se requieren en la construcción del parque eólico sean provistos por emprendedores y comerciantes de la comuna.
Otro compromiso trascendental es la formación técnica de jóvenes como una medida primordial de mediano y largo plazo. Entregar mayores conocimientos y capacidades, abrirá posibilidades a nuestros estudiantes, de especializarse en energías renovables e insertarse laboralmente en este tipo de proyectos, y no sólo en la fase de construcción.
Para concluir, dejo planteado a la empresa Colbún un desafío de agregación de valor: que esa energía que producirán se transforme en agua para Taltal. Creemos posible impulsar un proyecto que nos permita el tratamiento de aguas servidas. Hay experiencias diversas en el mundo, alguna de ellas podemos replicar para transformar la energía en agua.
La relación se forja aquí y ahora, y ojalá el horizonte refleje el bien común.