Este 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una efeméride promulgada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de concientizar sobre los efectos nocivos del consumo del tabaco. Al respecto, la académica y jefa de carrera de Kinesiología de la Universidad de Antofagasta, Marianella Fontana, se refiere a los riesgos que un fumador puede tener si contrae el COVID-19.
El consumo de tabaco se asocia con enfermedades respiratorias y a un sistema inmunitario más débil, por lo tanto, contraer el virus complicaría más el cuadro del paciente, aclara la académica. “Porque sus pulmones ya están dañados con el consumo permanente, entonces si una persona con COVID-19 tiene antecedentes de hábitos tabáquicos, el riesgo que corre es mayor en comparación a una persona que no fuma”, agrega.
Al respecto, aclara que dejar de fumar no es la solución inmediata. “El daño ya está, es recomendable que después de la recuperación dejara de hacerlo. También la recomendación es que los jóvenes eviten y dejen estos hábitos con el fin de prevenir enfermedades respiratorias y tengan menor riesgo futuro”, precisó la docente.
Este año, el Día Mundial Sin Tabaco se realiza bajo el lema “Proteger a los jóvenes de la manipulación de la industria y evitar que consuman tabaco y nicotina”, ya que la OMS quiere proteger a los jóvenes y crear generaciones libres de tabaco.
“Advertir a los jóvenes es la única forma de evitar la propagación del consumo. Hay que prevenir que se sigan dañando, el tabaco produce alteraciones de los mecanismos defensivos del organismo y la disminución de la capacidad pulmonar”, explicó la académica.
Cada año, el tabaco mata a más de 8 millones de personas, de las cuales 7 millones de muertes se deben al consumo directo, y el resto es por exposición involuntaria al humo. “Las consecuencias no sólo perjudican a las personas que fuman, también hay efectos nocivos para quienes rodean al fumador. Es fundamental recalcar que el daño es para quien consume y su alrededor”, concluyó.