Katherine Viveros, BA Ops Director Chile y Perú Resilience , Arcadis
La equidad de género es mucho más que algo positivo: se trata de un valor imprescindible para las organizaciones que intentan marcar una diferencia en nuestra sociedad y contribuir a lograr un mundo mejor. Según la Organización de Naciones Unidas, cerrar las brechas de género en el ámbito del trabajo es esencial para materializar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Por eso, para las empresas, sus beneficios no solo se vinculan con indicadores claves del negocio, sino que inciden directamente en su crecimiento como organización. Aquellas que promueven las oportunidades de empleo y liderazgo para las mujeres fortalecen su eficiencia y crecimiento, pero, algo aún más relevante, dan una señal de que este proceso es posible.
De acuerdo a la ONU, las compañías que tienen tres o más mujeres en puestos directivos superiores consiguen mejores resultados en todos los ámbitos de desempeño. En Arcadis, bien sabemos de esto: este año fuimos nombrados, por segunda vez consecutiva, como una de las mejores empresas de todo el mundo para las mujeres, según una encuesta global de Forbes a 70 mil trabajadores de instituciones multinacionales en 37 países. Un reconocimiento que se suma a otros premios, como el top 20 mundial en el de los mejores lugares para trabajar de Glassdoor en 2024 y la presencia en el Índice de Igualdad de Género 2023 de Bloomberg.
Los reconocimientos obedecen a una estrategia corporativa que pone a la diversidad y los derechos humanos en el centro de su modelo de negocios, con cinco programas estratégicos globales centrales en la construcción de equidad y equilibrio de género. A nivel regional, este impulso nos ha permitido consolidar un 34,9% de dotación femenina con un 38% de mujeres en cargos de liderazgo y un 66,7% en posiciones gerenciales o de dirección.
El arraigo de esta visión en nuestra cultura organizacional está motivando enormes beneficios a nivel interno y también en nuestro entorno. Como personas y trabajadores, nos permite trasladar esta manera de hacer las cosas a nuestras propias esferas de influencia, propiciando un efecto positivo en la comunidad. No cabe duda, es una de las maneras más efectivas de inspirar a las futuras generaciones y contribuir a acelerar este proceso.
Como organización también observamos que la presencia de mujeres talentosas y capacitadas aporta a consolidar una perspectiva diversa en nuestras operaciones, nutriéndonos de diferentes puntos de vista en los procesos e incentivando, al mismo tiempo, procesos de innovación y creatividad. Entendemos que una compañía que otorga a la mujer el rol que le corresponde es igualmente un lugar que mejora su capacidad de inclusión y crece en su capacidad de resiliencia: la probabilidad de adaptarse frente al cambio y garantizar la continuidad de sus negocios.
Traducir la igualdad en acciones significativas –que permitan construir espacios de trabajo donde todos y todas podamos aportar y crecer– es un imperativo ético para aquellas empresas que intentan día a día aportar al desarrollo sostenible de nuestro planeta. No es posible soñar en un futuro sostenible sin impulsar este proceso tan necesario como justo.